martes, 22 de mayo de 2012

Te quiero de esa forma tan mía que tengo de quererte.


La forma en que sonríes  cuando  eres feliz,  pero feliz de  verdad,  y tus enfados tontos cuando yo me pongo más tonta todavía.  Todo eso que te hace así, así cómo yo te quiero. Así cómo a mi me gustas,  de esa forma. Tienes defectos  pero aún sigo pensando en si  no los tuvieras, y en lo raro  que sería que fueras tan  perfecto.  Yo no quiero  tenerte perfecto conmigo ni  con nadie.  Te quiero a tí. A esos gestos raros que haces  cuando crees que nadie te mira,  y a la manía que tienes  de quitarme  las cosas de las  manos. 




Te quiero de esa forma tan mía que tengo  de quererte.

Me gustas sincero y mentiroso, porque te conozco cuando mientes. Me gusta que hables rápido y con ganas de contarme. Me gusta escucharte a oscuras en mi portal, imaginarme la cara que pones mientras hablas bajito y la poca luz que entra por la ventana se refleja en tu sonrisa. Me gustas los sábados por la noche cuándo te digo que me quieres más de lo normal. Me gusta cuándo respiras, cuándo te mueves dormido y cuándo noto que se te abren los ojos por las mañanas. Me gustas porque llegas a mi casa y abres muy despacio la puerta de mi habitación, porque crees que no te escucho, y porque tú no sabes que hace ya un rato que huele a ti por todas partes. Me gustas los lunes por la mañana cuando llegas con los ojos inchados del sueño, y los viernes por la noche, y tu forma de correr los domingos bajo la lluvia porque no llegamos al cine. Me gusta que te acerques despacio y me abraces por detrás, y me gusta hacerte creer que no te había visto. Me gustas con sueño, con hambre, y con ganas de libertad, me gustas todo tú, todos los días y a todas horas.
Hay una cosa que quiero decirte. Soy extremadamente complicada, nada de lo que hagas me hará ser feliz completamente. A veces te pondré pegas, y otras muchas veces habrá un pero de por medio. En ocasiones soy excesivamente caprichosa, si algún día llegaras pronto a buscarme, te diré que no me dejas tiempo para arreglarme, y si llegas tarde me pasaré el resto del tiempo replicándote por qué me tuviste más de una hora esperando. Si hace sol, me quejaré todo el rato, y si hace frío estaré continuamente protestando porque se me pone la nariz roja y se me achinan los ojos demasiado.Siempre te voy a pedir más. Y cuanto más me des, más estaré esperando de ti. Buscaré motivos para sacarte de tus casillas porque me encanta ver tu cara de enfado, y habrá momentos en los que no me soportes. Te querré tanto las 24 horas del día, los 60 minutos de cada hora y los 60 segundo de cada minuto que acabarás harto de mi. Ni las agujas del reloj se atreverán a rechistar. Habrá días que no me soportes, que odies mi mal humor y que aborrezcas mis celos, incluso habrá momentos que me odies. Pero recuerda que la rubita de uñas rojas que te exigirá tanto y que nunca estará conforme, te dará besos en cada esquina de la ciudad, y en cada farola, y en cada portal. Te dará mil abrazos de esos que da ella, esos que intenta apretar muy muy fuerte y solo consigue hacerte reír, siempre que lo necesites. Te regalará una sonrisa cada segundo del día y te hará más feliz de lo que nadie te hizo nunca. Se quedará más de una noche despierta sólo para verte dormir. Te llegará tan adentro que ni tú podrás olvidarla. Te escribirá notitas de papel con frases bonitas que le gusta escribir por las mañanas, y te despertarás oliendo a su piel. Te pedirá perdón por las veces que no se soporta ni ella, y odiará sus celos incontrolables que te hacen enfadar. Te dará besos por la tripa y te hará cosquillas hasta que no puedas respirar. Te volverá loco, sabrá como hacer que te enamores de sus defectos, de sus manías tontas y de sus detalles bonitos. No podrá dejar de mirar tus ojos color coca-cola cada mañana y disfrutará cuando te enfades hasta que la llenes de besos sin querer. y aquí empieza lo bonito de la historia.

Pero si esa persona se va, jamás encontrarás su reemplazo.

Ni la muerte, ni la infelicidad, ni el fracasar son miedos relevante ni tan importantes como el miedo que se puede tener en la vida por perder a la persona que más queres. Perderla sin haberle dicho todo lo que tenías que decirle, eso que te guardabas bajo llave, todo eso que esa persona tenía que saber con o sin una despedida de por medio. No hay nada peor que se valla y nunca halla sabido cuanto la querías o cuánto la podrías haber querido. No podés arriesgarte a que se valla sin haber sentido un beso, un abrazo. Sin haber calmado sus penas o dejar que te halla secado tus lágrimas. Esa persona es especial por el simple hecho de haber marcado un antes y un después en tu vida, no déjes que se valla sin que lo sepa. La infelicidad depende de uno como vea la vida y cuan negativo o pesimista sea. El fracaso sólo se cumple cuando no se lucha por ganar. 


Pero si esa persona se va, jamás 


encontrarás su reemplazo.