martes, 22 de mayo de 2012

Pero si esa persona se va, jamás encontrarás su reemplazo.

Ni la muerte, ni la infelicidad, ni el fracasar son miedos relevante ni tan importantes como el miedo que se puede tener en la vida por perder a la persona que más queres. Perderla sin haberle dicho todo lo que tenías que decirle, eso que te guardabas bajo llave, todo eso que esa persona tenía que saber con o sin una despedida de por medio. No hay nada peor que se valla y nunca halla sabido cuanto la querías o cuánto la podrías haber querido. No podés arriesgarte a que se valla sin haber sentido un beso, un abrazo. Sin haber calmado sus penas o dejar que te halla secado tus lágrimas. Esa persona es especial por el simple hecho de haber marcado un antes y un después en tu vida, no déjes que se valla sin que lo sepa. La infelicidad depende de uno como vea la vida y cuan negativo o pesimista sea. El fracaso sólo se cumple cuando no se lucha por ganar. 


Pero si esa persona se va, jamás 


encontrarás su reemplazo.

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